Cuando Juan Pablo Castell habla de la manera en que asesinó a María Iribarne, la mujer que amaba y la única persona que llegó a comprenderlo, queda un resabio de incertidumbre. Se trató de un asesinato pasional, no hay duda, de ésos que se inscriben en las historias trágicas más renombradas. Sin embargo, quedan colgando muchas preguntas que el casi monólogo de Castell no resuelve. Aunque, más allá de esas inquietudes, se antepone un estado de ensimismamiento, incluso de dolor.
Este es el móvil de la novela El túnel, de Ernesto Sábato. Hay en este universo oscuro un dato que, por lo menos a mí, me pasó casi desapercibido: el esposo de María Iribarne es ciego. Lo digo en el sentido de que sí atribuí una especie de recriminación a María por engañar a su marido, y más todavía por su condición invidente. Pero, más al fondo, no reflexioné en todos los filones que de esa condición se desprenden.
En su novela Sobre héroes y tumbas –que forma parte de la trilogía sabatiana, junto con Abaddón el Exterminador, El túnel y ésta– hay un capítulo titulado “Informe sobre ciegos”, donde habla del hecho conocido en todo Buenos Aires: el asesinato de María Iribarne a manos del pintor Juan Pablo Castell, pero entrando por la puerta opuesta; es decir, lo aborda desde Allende, el esposo ciego de María. Ahí desvela muchos de los enigmas que sobrevienen al mirar bien las circunstancias que rodearon el acontecimiento.
Juan Pablo Castell, desde el confinamiento, da cuenta de su acción: mató a María Iribarne porque, simple y sencillamente, la amaba, pero ella, sin que él pudiera asimilarlo del todo, no lo comprendía; eso es lo que él arguye.
“Gracias te doy, corazón mío, / por no quejarte, por ir y venir / sin premios, sin halagos, / por (tu) diligencia innata. / Tienes setenta merecimientos por minuto. / Cada una de tus sístoles / es como empujar una barca / hacia altamar / en un viaje alrededor del mundo”
Wislawa Szymborska, “A mi corazón el domingo” en Mil alegrías-Un encanto (1967)
(La Chica Azul sigue rondándome los días, en tanto aquella voz sigue colmándose de aves marinas….
Desde este espacio le doy la bienvenida a E., que ha vuelto a residir a esta ciudad tras haber vivido un tiempo en Ciudad Guzmán.
Según supe hoy, Bebesito es feliz con su regalo de cumpleaños: una playera de las Chivas Rayadas. Eso, de algún modo raro, lo vuelve más cercano.)
Imagen: http://www.ojodigital.com/
Este es el móvil de la novela El túnel, de Ernesto Sábato. Hay en este universo oscuro un dato que, por lo menos a mí, me pasó casi desapercibido: el esposo de María Iribarne es ciego. Lo digo en el sentido de que sí atribuí una especie de recriminación a María por engañar a su marido, y más todavía por su condición invidente. Pero, más al fondo, no reflexioné en todos los filones que de esa condición se desprenden.
En su novela Sobre héroes y tumbas –que forma parte de la trilogía sabatiana, junto con Abaddón el Exterminador, El túnel y ésta– hay un capítulo titulado “Informe sobre ciegos”, donde habla del hecho conocido en todo Buenos Aires: el asesinato de María Iribarne a manos del pintor Juan Pablo Castell, pero entrando por la puerta opuesta; es decir, lo aborda desde Allende, el esposo ciego de María. Ahí desvela muchos de los enigmas que sobrevienen al mirar bien las circunstancias que rodearon el acontecimiento.
Juan Pablo Castell, desde el confinamiento, da cuenta de su acción: mató a María Iribarne porque, simple y sencillamente, la amaba, pero ella, sin que él pudiera asimilarlo del todo, no lo comprendía; eso es lo que él arguye.
“Gracias te doy, corazón mío, / por no quejarte, por ir y venir / sin premios, sin halagos, / por (tu) diligencia innata. / Tienes setenta merecimientos por minuto. / Cada una de tus sístoles / es como empujar una barca / hacia altamar / en un viaje alrededor del mundo”
Wislawa Szymborska, “A mi corazón el domingo” en Mil alegrías-Un encanto (1967)
(La Chica Azul sigue rondándome los días, en tanto aquella voz sigue colmándose de aves marinas….
Desde este espacio le doy la bienvenida a E., que ha vuelto a residir a esta ciudad tras haber vivido un tiempo en Ciudad Guzmán.
Según supe hoy, Bebesito es feliz con su regalo de cumpleaños: una playera de las Chivas Rayadas. Eso, de algún modo raro, lo vuelve más cercano.)
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