viernes, 29 de mayo de 2009
La Naranja Azulgrana
“El Imperio Azulgrana lo conquista todo” tituló su portada el diario Marca tras de que el Barcelona ganara la final de la Champions League en el Estadio Olímpico de Roma. El Pep Team, como le llaman en España al equipo culé, pasó por encima de un equipo inglés que venía de ganarlo todo y que, en los pronósticos y en las apuestas por lo menos, no parecía que iba a ser apabullado de esa manera en la grama de la Ciudad Eterna. Al contrario, extrañamente era marcado como favorito.
El Barça lo ganó todo, se agenció una triple corona en una misma temporada y teniendo en el banquillo a un técnico debutante, formado en las básicas catalanes y fogueado en la oscuridad de los Dorados de Sinaloa. Copa del Rey, Liga Española y Champions se echaron a la boca los azulgranas, jugando, y esto es lo más importante quizás, un futbol de ensueño, un futbol que se agradece desde cualquier rincón del planeta no importando los colores ni el equipo que lo practique. Incluso, para ir todavía más lejos, no siendo partidario de este deporte.
Del otro lado, el Manchester, la ralea inglesa, el máximo orgullo de la Liga Premier, poblado de algunos jugadores que brillan por su calidad pero también por sus berrinches y poses de princesa caprichosa, no tuvo tiempo siquiera de meter las manos en el Olímpico italiano: un gol del camerunés Samuel Eto’o y uno más de Lionel Messi, el argentino que no lo parece pues su modestia es igual de grande que su fantástica manera de mover el balón, sepultaron las pretensiones de un equipo ganador que, valga decirlo, no se había enfrentado a un conjunto de la altura del barcelonés. Sí, los ingleses dieron un solo traspié, uno nada más, pero bastó para que se les fuera de las manos la Orejona, el premio que entrega el mejor torneo del mundo del balompié.
Perdóneseme que hable una vez más de futbol aquí, pero no puedo menos que ponderar el juego milimétrico, preciosista, exquisito, descomunal de un equipo que, sin temor lo anoto, es el mejor del mundo y, lo vaticinan no pocos sabedores de este deporte, quizás de todos los tiempos. Su funcionamiento es comparado con el que tenía aquella escuadra barcelonista que armó Johan Cruyff y que emulaba a la Naranja Mecánica del mundial de 1974. El verdadero mérito de la Naranja Azulgrana de Guardiola no es haber llevado tres nuevos trofeos a sus vitrinas –“que galvanizan una temporada inexorable, pero que no dejan de ser tres grandes latas”–, sino “jugar al futbol como lo ha hecho este equipo”. Así de simple.
“Aunque se dice que me sobran enemigos, / todo el mundo me escucha bien quedo cuanto canto. / Yo he preferido hablar de cosas imposibles, / porque de lo posible se sabe demasiado. / He preferido el polvo así, sencillamente, / pues la palabra amor aún me suena hueco. / He preferido un golpe así, de vez en cuando, / porque la inmunidad me carcome los huesos”
Silvio Rodríguez, “Resumen de noticias” en Al final de este viaje
Imagen: www.cgi.ebay.es
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