Antes de entrar al supermercado ya se ha hecho una elección previa: ir a ese establecimiento –y no a otro– a adquirir lo necesario para sobrellevar las más fútiles condiciones de la vida. Cada tanto de tiempo se vuelve necesario elegir entre las opciones a la mano; a veces se atraviesa la imposibilidad y no se elige, se acepta nada más.
Y allí dentro del súper todo es elección, se pone en marcha un proceso contrario al “de tin, marín, de do, pingüe”: a menudo me enfrasco entre llevar un producto u otro (s), azuzado por el precio, por las bondades que se anuncian en la etiqueta, por el tamaño en proporción directa con otro de igual o menor precio, o porque se trata de una marca de mermelada ya probada, y es que la inercia nos lleva a decir para los adentros “más vale malo por conocido que bueno por conocer”; a menudo, también, lo elegido no satisface las expectativas o en contadas ocasiones las rebasa, pero el asunto, en suma, tiene que ver con un juego cuyas cartas no dan para divagaciones: una decisión.
Las elecciones, nimias o trascendentes, siempre nos cercan, a toda hora, no dan tregua; si todo fuera como aquel jardín de senderos bifurcados o laberintos cuyos pasillos en su totalidad acaban en muros, tendríamos que inventar otro modo de transitar por la cotidianidad: avanzar, retroceder, girar, detenerse, husmear, tantear, avistar, imaginar, adivinar, todas son acciones que delimitan el marco de acción en el que nos movemos, el número de dedos con el que contamos para abarcar lo que creemos nos es necesario.
A cada paso dado el horizonte cambia, a cada palabra dicha el renglón crece, a cada vuelta de página el número restante disminuye o, si se quiere, el número que se acumula aumenta.
“La imaginación es un pizarrón vacío para que la memoria exhiba sus imágenes”
Mario Levrero, El discurso vacío
(Al post subido en días anteriores titulado “Uno es” por fin le agregué el texto que se había extraviado, por si los que pasan por aquí quieren echarle un vistazo.
Ahí se los dejo: en Ámsterdam, capital de Holanda, actualmente se discute en el Congreso una ley que permita sostener relaciones sexuales en los parques públicos. Se lo comenté a un chompa y esto fue lo que dijo: Y eso ¿en qué beneficia a la persona? Otro, le objetó: en sus finanzas, ya no va a tener que gastar en moteles. ¿….?)
Imagen: www.arteamundo.com
Y allí dentro del súper todo es elección, se pone en marcha un proceso contrario al “de tin, marín, de do, pingüe”: a menudo me enfrasco entre llevar un producto u otro (s), azuzado por el precio, por las bondades que se anuncian en la etiqueta, por el tamaño en proporción directa con otro de igual o menor precio, o porque se trata de una marca de mermelada ya probada, y es que la inercia nos lleva a decir para los adentros “más vale malo por conocido que bueno por conocer”; a menudo, también, lo elegido no satisface las expectativas o en contadas ocasiones las rebasa, pero el asunto, en suma, tiene que ver con un juego cuyas cartas no dan para divagaciones: una decisión.
Las elecciones, nimias o trascendentes, siempre nos cercan, a toda hora, no dan tregua; si todo fuera como aquel jardín de senderos bifurcados o laberintos cuyos pasillos en su totalidad acaban en muros, tendríamos que inventar otro modo de transitar por la cotidianidad: avanzar, retroceder, girar, detenerse, husmear, tantear, avistar, imaginar, adivinar, todas son acciones que delimitan el marco de acción en el que nos movemos, el número de dedos con el que contamos para abarcar lo que creemos nos es necesario.
A cada paso dado el horizonte cambia, a cada palabra dicha el renglón crece, a cada vuelta de página el número restante disminuye o, si se quiere, el número que se acumula aumenta.
“La imaginación es un pizarrón vacío para que la memoria exhiba sus imágenes”
Mario Levrero, El discurso vacío
(Al post subido en días anteriores titulado “Uno es” por fin le agregué el texto que se había extraviado, por si los que pasan por aquí quieren echarle un vistazo.
Ahí se los dejo: en Ámsterdam, capital de Holanda, actualmente se discute en el Congreso una ley que permita sostener relaciones sexuales en los parques públicos. Se lo comenté a un chompa y esto fue lo que dijo: Y eso ¿en qué beneficia a la persona? Otro, le objetó: en sus finanzas, ya no va a tener que gastar en moteles. ¿….?)
Imagen: www.arteamundo.com
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