miércoles, 9 de abril de 2008

Sobre lo(s) chilango(s)


Por estos lares, desde que tengo uso de razón se denosta lo chilango por ese enconado sentimiento que guardamos en torno al chilango mismo –por razones históricas, económicas e incluso culturales, aunque no del todo claras–, al oriundo de la capital del país: a menudo, en cuanto salta el tema, no falta aquél que recuerda aquella vieja frase de “haz patria: mata a un chilango”.
Es curioso cómo la geografía delimita no sólo los rasgos identitarios, sino que también traza una línea invisible que separa las urbes con su consiguiente ritmo y cualidades, y como por arte de magia dota de una personalísima manera de ser y de conducirse a los habitantes de tal o cual lugar: se dice –léase bien, se dice– que el chilango es transa, arrogante (“el ombligo del país”, según Monsiváis) y malhablado, que el jalisquillo es ultraconservador y atrasado, que el norteño es francote y machista, que el tijuanense flota entre la mexicanidad y lo americanizado, “ni de aquí ni de allá” pues, que el sinaloense aspira a ser narco, que los queretanos sueñan con el ideal capitalino, etcétera.
Volviendo a lo chilango, según Nicolás Alvarado, que aglutina lo que aportan al tema la Real Academia de la Lengua, María Moliner y Joan Corominas, el chilango es: un libertino, afectado y ufano en su andar, de talante entrometido, bullicioso, astuto, malicioso y travieso y, por tanto, falto de formalidad y de juicio, indigno de confianza. Caray, entonces no está lejos esto de lo que Jaime López apunta sobre el chilango: que es un mequetrefe.
Que quede claro, a estas alturas, que mi intención no es anotar una nueva definición sobre el chilango o lo chilango, ni mucho menos un ataque a los capitalinos que, por cierto, ya no son identificados de esa manera en lo oficial; así lo refiere Alvarado: la Ortografía de la Lengua Española, desde 1999, da chilango como el gentilicio correspondiente a la Ciudad de México. No capitalino ni defeño: sólo chilango.
Según he oído decir los chilangos no son muy dados al buen trato; aunque, debo anotarlo, en días pasados, de dos personas distintas recibí contrarias referencias y por mucho tiempo traté a una mujer capitalina a la que hoy ya no veo pero estimo en sumo grado y quien no se acomoda al estereotipo del chilango que priva por acá.

“Trazando de arriba abajo, ahí va la chilanga banda, chin chín si me la recuerdan, carcacha y se les retacha”
Jaime López, “Chilanga banda”, rola cantada por Café Tacuba.

(Las notas sobre lo chilango de Nicolás Alvarado fueron tomadas de su libro Con M de México, un alfabeto delirante.
Excelente noticia publicada el domingo: los Fabulosos Cadillacs preparan nuevo material y alistan gira de regreso.
Ahí se los dejo: Del clásico del domingo pueden emerger dos escenarios: si América gana dará por salvada su temporada harto mediocre, así de sencillo, y esto no lo digo yo, sino las voces americanistas, entre las que se incluye el portero azulcrema; y si las Chivas salen victoriosas, habremos de pensar en que las cosas siguen en su real sitio –qué ibérico me vi con este último adjetivo–.)
(Imagen: danielpaez.com/blog/)

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